EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO

A pesar de robar el título a Proust, queremos evocar a las películas de aventuras donde se busca un secreto: el del tiempo. Desde el principio de la humanidad queremos medirlo ... aunque sea para perderlo después. Lo encerramos en relojes para luego decir que no lo tenemos para cosas importantes. Pero no es el tiempo el que nos falta: somos nosotros quienes le faltamos a él. Los hombres siempre tratamos de matarlo, pero acaba por matarnos a nosotros. Pero nos consuela que el tiempo es oro: ¡cuántas riquezas hemos tirado! Es un buen consejero, pero desgraciadamente, aunque vuele, no sirve para hacer aviones. Y es un poco antropófago: al tiempo hay que darle tiempo. Y es que el tiempo no perdona nada que no se haga sin su colaboración. Acabemos esta colección de lugares comunes diciendo que con el tiempo y la paciencia se adquiere la ciencia.

Es esa ciencia la que nos ayuda a medir el tiempo: desde siglos a segundos: Veamos algunos experimentos fáciles de hacer en casa y actividades ahora que se acercan las vacaciones navideñas. Si el aburrimiento es la forma más lenta de pasar el tiempo, hagamos que éste pase rápido.

Medir los siglos:

Entre las múltiples formas de medir los grandes periodos de tiempo (carbono 14, estratigrafía, etc.) los fósiles son sin duda los más divertidos. Es fácil hacer uno en casa. Se necesita arena, escayola, agua, conchas, hojas u otros objetos y un recipiente de plástico (por ejemplo, un vaso). Se cubre el fondo del recipiente con “sedimentos” de arena y escayola al 50%. Añadir agua hasta que se empape. Coger una concha o el objeto a fosilizar y colocarla sobre el sedimento ejerciendo una ligera presión. Cubrir la concha con nuevos sedimentos y otro poco de agua. Con el paso del tiempo se convierte en un fósil. Cuando esté duro, provocar la erosión: retirar el recipiente, darle un martillazo al sedimento y encontraremos un fósil y su molde.


La actividad recomendada exige visitar Barcelona. Acaban de montar una preciosa exposición denominada La historia más bella del Cosmos en el CosmoCaixa de la ciudad condal. Como sucedáneo puede valer la que se ha organizado en el CosmoCaixa de Madrid, llamada Ciencias del Mundo, abierta de martes a domingo, y festivos, de 10.00 a 20.00 horas.


Medir decenios:

Podemos encontrar y medir la huella del tiempo en muchos objetos cotidianos. Uno de los más sencillos pero a la vez interesantes es medir la edad de los árboles examinando sus tocones. Cada anillo significa un año. Aprovechemos los días de vacaciones para hacer una salida al campo y estudiar cuanto de viejos son nuestros bosques.

Por otra parte, algunos antiguos habitantes de hace unos cuantos decenios nos visitan. Y es que Madrid se ha llenado de romanos en estas navidades. Destaca la exposición SPQR en la Fundación Canal (junto Plaza de Castilla). Pero también podemos acercarnos a la exposición A la Sombra del Vesubio: Pompeya y Herculano hasta el 13 de Enero en el Centro Cultural Conde Duque (gratuita). Finalmente, la exposición sobre Los Etruscos, en el Museo Arqueológico Nacional, también hasta el 13 de Enero.


Medir horas:

Los egipcios fueron los primeros en dividir en doce partes iguales el tiempo comprendido entre la salida y la puesta del sol. También dividieron la noche en doce partes iguales. De esta división se derivó el periodo de tiempo que conocemos como hora y el hecho de que el día tenga 24 horas. Las horas del día se pueden medir con un reloj de sol (si no está nublado, claro).

El principio sobre el que se basa la construcción de un reloj de sol, es la proyección de la sombra de una varilla (llamada gnomon), o cualquier elemento que produzca la sombra adecuada sobre un soporte graduado. Como el Sol da una vuelta completa aparente cada 24 h. se puede calcular la hora local solar, y mediante las correcciones oportunas, la hora legal.

Es posible construir relojes sobre todo tipo de soportes. Los más normales, son los horizontales (colocados en terrazas y jardines),  y los verticales, en las fachadas de iglesias, casas, etc... orientados al sur. El procedimiento para hacer uno es sencillo: Basta colocar un palo recto sobre una cartulina e ir marcando en ella cada hora la posición de la sombra. Ver una guía para hacer relojes de sol, incluso descargarse un programa para calcular precisamente las mediciones.

En este caso recomendamos la visita al Planetario de Madrid, donde se pueden realizar varios talleres infantiles, asistir a proyecciones didácticas a precios razonables y visitar la exposición De la Manzana a los Agujeros Negros sobre la gravedad, de martes a viernes de  11:30. a 13:45 y de 17:00 a 19:45 (20:45 los fines de semana y festivos).

Medir minutos:

Los relojes son inventos que surgen desde la antigüedad. La necesidad de medir periodos de tiempo cortos llevó a inventar los relojes de arena y agua conocidos por egipcios, chinos, griegos, etc. Para hacer un reloj de agua se necesita un vaso y una pajita, plastilina y cinta adhesiva, una cuenta grande de madera y un recipiente de plástico viejo. Primero hay que hacer una escala marcando la paja con cinta adhesiva. Luego se sujeta la paja a la base del vaso con plastilina. Pasamos la cuenta por la paja y hacemos un agujero pequeño en el fondo del recipiente. Se llena de agua y manteniéndolo encima del vaso. A medida que el agua gotea en el vaso, la cuenta asciende por la escala marcado en la paja. Si el agua sube con demasiada lentitud, hay que hacer más grande el agujero. Si sube demasiado deprisa, hay que tapar el agujero con cinta adhesiva.

 


Si lo que queremos es hacer un reloj de arena debemos disponer de 2 frascos transparentes, cartulina, cinta adhesiva y sal, arena o detergente. Se recorta un círculo de cartulina que se ajuste a la boca de los frascos. En el centro del círculo, se perfora un pequeño agujero con un clavo o punzón. Colocar un poco de sal, arena o detergente en uno de los frascos y cubrirlo con el disco de cartulina. Pegar el segundo bote al primero boca contra boca. Darle la vuelta y medir el tiempo que tarda en quedarse en vacío.

Finalmente recomendamos un clásico de las navidades, más para público juvenil que infantil. Se trata de Juvenalia 2007, la Feria de la Juventud del 21 al 30 de diciembre en el Recinto Ferial del Campo de las Naciones en Madrid.


Los profesores chiflados


© Juan José Moreno Navarro, 2007